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Stop al greenwashing: solo es “eco” lo verdaderamente ecológico

En un mundo donde la sostenibilidad parece estar en boca de todos, la alimentación ecológica atraviesa un momento crucial lleno de oportunidades y desafíos. El sector vive una transformación acelerada, impulsada por el interés creciente de los consumidores y la llegada de nuevos actores, pero también amenazada por un fenómeno que puede comprometer décadas de esfuerzo y reivindicación social: el greenwashing o lavado verde de cara.

Montse Escútia, presidenta de la Asociación Vida Sana, lo explica de manera clara: “El greenwashing está haciendo mucho daño al sector ecológico, tanto en alimentación como en otros ámbitos. Muchas compañías utilizan el lenguaje de la sostenibilidad para vender más, sin verdadero compromiso, y eso genera una enorme confusión entre los consumidores”.

Esta confusión se agrava por la emergencia de términos como agricultura regenerativasostenible o de proximidad. Aunque muchos de estos conceptos contienen prácticas valiosas, no deben sustituir ni desviar la atención de la producción ecológica certificada. Cuando todas las propuestas parecen sostenibles, lo verdaderamente ecológico pierde peso y se desdibuja el trabajo de años.

¿Qué es el greenwashing?

El greenwashing se manifiesta cuando marcas, industrias y campañas publicitarias afirman ser respetuosas con el medioambiente, utilizando palabras o símbolos ecológicos, cuando en realidad sus productos o prácticas no cumplen verdaderamente con los criterios de sostenibilidad. Es un fenómeno especialmente dañino en sectores como el ecológico, donde la transparencia y las certificaciones no solo son importantes, sino indispensables.

Un ejemplo de greenwashing: Una gran empresa de alimentos lanza una nueva línea de productos bajo la etiqueta “natural” y utiliza envases de color verde acompañados de árboles y mensajes inspiradores sobre el medio ambiente. 

Sin embargo, al revisar la composición, estos productos contienen ingredientes ultra procesados y no cuentan con ningún certificado ecológico oficial. Además, la empresa mantiene prácticas convencionales que implican el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos en su cadena de suministro.

En otras palabras, usan palabras e imágenes que sugieren sostenibilidad y respeto por la naturaleza, pero detrás no hay un compromiso real ni transparencia sobre cómo se producen sus alimentos. El consumidor puede pensar que está comprando algo ecológico o sostenible, cuando en realidad sólo está adquiriendo una versión “verde” de lo mismo.

Montse Escútia alerta: “El término ‘sostenible’, sobre el papel, no quiere decir nada si no está regulado ni certificado. Las administraciones han empezado a apostar por términos vacíos, y el resultado es la saturación de discursos ‘verdes’ sin relevancia real”. El daño, según la presidenta de Vida Sana, es doble: debilita la confianza en los sellos ecológicos y frena el avance hacia un modelo agroecológico auténtico.

Desde BioCultura y otras actividades de Vida Sana, Montse y su equipo trabajan incansablemente en actividades de divulgación y formación, especialmente hacia las nuevas generaciones: “Educación y sensibilización son las verdaderas herramientas para implicar a toda la sociedad en un cambio de hábitos que garantice salud, sostenibilidad y soberanía alimentaria. Si el sector no se mantiene unido va a ser muy difícil. El greenwashing es un fenómeno que hace mucho daño”.

Espacio Orgánico: un modelo basado en la transparencia y la autenticidad

En este contexto, proyectos como Espacio Orgánico destacan por su apuesta decidida por la transparencia, la información y la coherencia ecológica real. Esta autenticidad y cercanía es la mejor defensa contra el greenwashing. Espacio Orgánico no se limita a vender productos con la etiqueta “eco” o “sostenible”, sino que informa, educa y ayuda a las personas a tomar decisiones conscientes desde nuestro EcoBlog, vídeos divulgativos talleres y charlas. 

“Desde nuestro blog divulgamos información de calidad, recetas, artículos sobre nutrición y actualidad del sector, con el objetivo de que las personas puedan tomar decisiones conscientes,” comenta el gerente, Nacho López.

Tanto Nacho como Montse coinciden en la importancia de una regulación estricta que evite el uso arbitrario y engañoso de las etiquetas ecológicas. “Hoy en día todo parece ser ecológico, sostenible o saludable, y eso genera confusión y greenwashing. Las grandes corporaciones quieren aprovechar el impulso del movimiento “bio”, y, si no se regula bien, pueden desvirtuar su esencia”.

Montse añade: “La alimentación ecológica debería estar en todas las agendas políticas, especialmente en salud y medioambiente. No se puede hablar de salud sin hablar de alimentación, y no se puede hablar de alimentos saludables si no son ecológicos. En los alimentos ecológicos no hay residuos de pesticidas, o es muy raro, y en los convencionales sí. Las normativas actuales no tienen en cuenta ni el efecto cóctel de los químicos ni los disruptores endocrinos".

Nacho, desde la perspectiva del emprendimiento, apunta a la importancia de la fiscalidad y el apoyo a las pequeñas empresas: “Creemos que debería existir una regulación más estricta sobre las campañas de marketing y las etiquetas ecológicas, además de una menor carga fiscal para las pequeñas empresas que de verdad trabajamos con compromiso y coherencia”.

Pero la alimentación ecológica no solo es buena para quien la consume. Nacho López lo enfatiza: “Una alimentación ecológica no solo es buena para la salud individual, sino también para la colectiva: reduce la presión sobre la sanidad pública, regenera los suelos y fortalece la economía local”. Montse Escútia añade: “Invertir en alimentación es básico. Lo barato sale caro a largo plazo."

Ambos insisten en que una dieta realmente sostenible y saludable es posible para casi todo el mundo, siempre que se base en verduras, legumbres y cereales integrales, y que los productos procesados se consuman de forma esporádica. Cambiar el modelo alimentario es un camino que está en manos tanto de productores comprometidos como de consumidores conscientes.

El papel de consumidores y productores ecológicos

Montse destaca: “La apuesta de los productores y productoras por lo ecológico es básica y muy necesaria para la sociedad. Desde Vida Sana seguimos trabajando para que haya un reconocimiento: que la certificación sea gratuita, que tengan rebajas en los impuestos, que no se pongan trabas burocráticas a su trabajo, que en las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) se les ayude de verdad".

Nacho agrega que, para que el sector crezca, es esencial la colaboración: “El apoyo ha de ser mutuo. El cambio de modelo está en nuestras manos. Si actuamos de manera conjunta, podemos generar un gran impacto en la economía global. Y provocar el cambio."

El reto del sector ecológico está en mantener su esencia ante el avance del greenwashing, defender los modelos realmente sostenibles y seguir creciendo en valores y compromiso. Gracias al impulso de asociaciones como Vida Sana y a empresas referentes como Espacio Orgánico, la alimentación ecológica sigue consolidándose como la verdadera alternativa para quienes quieren cuidar su salud, proteger el planeta y generar un impacto positivo en su comunidad.

Como concluye Nacho López: “Llevando la alimentación ecológica a más familias y barrios, contribuyendo a democratizar su acceso y apostando por la coherencia y la información, lograremos que lo realmente ecológico siga vivo y creciendo”.


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