La trayectoria de casi tres décadas de Montse Escútia dentro de la Asociación Vida Sana, la avala para asumir la presidencia de una entidad que lleva más de 40 años promoviendo la alimentación ecológica y el consumo responsable en España.
Conocedora de primera mano de la evolución del sector y de sus retos actuales, Escútia asume el liderazgo en un momento clave, marcado por la confusión terminológica, el avance del greenwashing (lavado verde de cara) y la necesidad de reforzar redes de cooperación para defender un modelo agroecológico auténtico.
Desde su nuevo cargo, en esta entrevista reivindica el papel de la educación y la sensibilización como herramientas para implicar a toda la sociedad -especialmente a las nuevas generaciones- en un cambio de hábitos que garantice salud, sostenibilidad y soberanía alimentaria.
1. ¿Qué experiencias y valores de su carrera profesional considera más relevantes para liderar una asociación con más de 40 años defendiendo la alimentación ecológica y el consumo responsable?
Lo que me va a ser más útil es que llevo casi 30 años trabajando para la Asociación Vida Sana. Lo he hecho desde la vertiente más técnica, organizando formaciones y coordinando proyectos, y eso me ha dado una amplia visión del sector y su evolución a lo largo de estos años. También he sido la representante de la Asociación en muchos foros y redes así que ya conozco a muchas personas. Mi papel ahora va a ser otro pero las relaciones humanas son importantes y yo ya tengo una trayectoria tanto dentro como fuera de la Asociación.
2. ¿Cuáles son los principales retos que identifica en el sector ecológico español actualmente y cómo piensa abordarlos desde su nueva posición en Vida Sana?
Veo mucho ruido y confusión. En los inicios la producción ecológica era la idea de unos cuantos locos, totalmente imposible de escalar para alimentar a la población. Luego, con el tiempo y la evidencia científica, pasó a ser la meta a seguir, la mejor forma de compatibilizar producción de alimentos y desarrollo sostenible, proteger la biodiversidad y frenar el cambio climático.
Parecía que las administraciones empezaban a remar en esa dirección. Y entonces parece que empieza a crearse una gran confusión con nuevos términos como agricultura sostenible, de proximidad, regenerativa, etc. No digo que la agricultura de proximidad o regenerativa sea mala. Digo que muchos se aprovechan de ello para confundir y dejar de lado la producción ecológica. Ahora parece que las administraciones apuestan por eso, la sostenibilidad, que por desgracia, sobre el papel no quiere decir nada.
Hace ya algún tiempo que estamos trabajando en sensibilización para que las personas conozcan lo que es la “alimentación sostenible” de verdad, creando contenido y dando charlas tanto en BioCultura como en diferentes espacios donde se nos invita a participar.
Y participando en redes. Porque si el sector no se mantiene unido va a ser muy difícil. El greenwashing es un fenómeno que está haciendo mucho daño, tanto en alimentación como en otros sectores.
3. La Asociación Vida Sana ha sido pionera en la promoción de la agricultura ecológica en España. ¿Cuál es su visión para los próximos años y qué nuevas líneas de actuación planea desarrollar?
Como toda la sociedad, la producción de alimentos se va a polarizar mucho. Por un lado, una agricultura muy tecnificada producida con plantas modificadas o editadas genéticamente, con técnicas de agricultura de precisión, drones y donde, por ejemplo, el riego o la fertilización se van a gestionar con IA, poniendo miles de datos en manos de grandes corporaciones y un mercado alimentario totalmente controlado por unas pocas empresas. Nos van a decir que es un modelo sostenible porque solo se usan los recursos necesarios.
Por otro lado, un modelo agroecológico con fincas en manos de cooperativas o agricultura familiar, con una producción de alimentos basada en la biodiversidad, en el cuidado del suelo y la economía circular.
Un modelo basado en circuitos cortos y el apoyo de toda la comunidad donde la sociedad civil toma el control de la soberanía alimentaria. Y es este el modelo que desde la Asociación Vida Sana vamos a apoyar. Ya lo estamos haciendo pero tendremos que reforzar las redes de cooperación con otras entidades porque seguimos teniendo delante un modelo basado en el beneficio económico con mucha fuerza.
Por suerte, la última palabra la van a tener las personas consumidoras decidiendo qué tipo de alimentos quieren consumir.
4. ¿Cómo ve el papel de Vida Sana en la educación del consumidor español hacia hábitos más ecológicos, especialmente entre las nuevas generaciones?
La sensibilización y la educación siempre ha sido una de nuestras principales líneas de actuación y así vamos a seguir. Por un lado, incidir ya en las edades más tempranas. Lo hacemos con nuestro Festival Mamaterra y también organizando actividades dirigidas a los centros escolares.
En Cataluña, por ejemplo, formamos parte de una red de agroecología escolar y organizamos un premio anual junto con la Generalitat de Cataluña.
Es verdad que llegar a los jóvenes es todo un reto, pero desde hace algunos años invitamos a influencers a participar en BioCultura porque, nos guste o no, las redes sociales son imprescindibles para llegar a ellos.
5. BioCultura Madrid se celebra en noviembre y es uno de los eventos más importantes del sector. ¿Qué novedades o enfoques especiales tendrá esta edición que tengo entendido que aún no será bajo su dirección?
Como es natural esta edición seguirá bajo la dirección de Ángeles Parra porque el cambio es reciente y la feria se prepara con meses de antelación. Por un lado, este año BioCultura va a ser el único espacio donde el sector profesional va a poder encontrarse y por ello hemos creado un espacio de encuentros B2B y estamos organizando actividades específicas para los profesionales del sector de la alimentación ecológica en colaboración con las principales entidades del sector.
Por otro, estamos apostando por traer a la feria personas de referencia en el sector de la nutrición y la alimentación sana. Muchos de ellos con miles de seguidores en redes. Con ellos pretendemos atraer a la feria también al público más joven.
6. ¿Cómo cree que eventos como BioCultura pueden contribuir a democratizar el acceso a productos ecológicos y hacer frente a la percepción de que son "exclusivos" para ciertos sectores económicos?
BioCultura es un punto de encuentro donde todo el mundo es bienvenido. Ofrece muchas actividades gratuitas y la entrada a la feria se vende a precios populares, aunque repartimos muchísimas invitaciones. En las charlas se presentan alternativas de consumo.
Comer ecológico es más caro si queremos sustituir nuestra dieta por una ecológica pero manteniendo el consumo de productos procesados. Si queremos tener una alimentación más sana y sostenible no basta con cambiar un tipo de alimentos por otros. Hemos de entender que nuestra dieta de base han de ser las verduras, legumbres y cereales integrales.
Y los helados, las galletas o las pizzas han de ser de consumo esporádico. Si asumimos esto, una dieta ecológica y de proximidad está al alcance de muchas personas. A mí me duele cuando alguien te dice que es más caro pero se cambia el teléfono cada dos años o come todos los días fuera.
Tenemos que entender que alimentación y salud están estrechamente ligadas y que invertir en alimentación es básico. Lo barato va a ser caro a largo plazo. Sin entrar en que, evidentemente, un alimento ecológico ha de ser más caro porque el precio de los alimentos convencionales no es real, no incluye el coste de toda la contaminación que generan.
7. Con el creciente interés por la crisis ambiental que atravesamos, ¿qué papel debe jugar la alimentación ecológica en las políticas públicas de salud y medioambiente que está impulsando la Unión Europea?
Debería estar en todas las agendas. No se puede hablar de salud sin hablar de alimentación. Y no podemos hablar de alimentos saludables si no son ecológicos. Lo que está claro es que en los alimentos no hay residuos de pesticidas (o es muy raro) y en los convencionales sí.
Y la normativa que nos hemos dado, con los límites máximos de residuos que son legales, ya no sirven porque no tienen en cuenta ni el efecto cóctel (estamos en contacto con muchas sustancias químicas cada día), ni su efecto como disruptores endocrinos, que se produce muy por debajo de ese límite.
8. ¿Qué mensaje le gustaría transmitir tanto a los productores ecológicos, a los que usted conocer bien, como a los consumidores sobre el futuro de este sector y la importancia de su trabajo desde Vida Sana?
La apuesta de los productores y productoras por el ecológico es básica y muy necesario para la sociedad. Desde la Asociación Vida Sana seguimos trabajando para que haya un reconocimiento: que la certificación sea gratuita, que tengan rebajas en los impuestos, que no se pongan trabas burocráticas a su trabajo, que en las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) se les reconozca y se les ayude de verdad.
Y los consumidores deberían tener un IVA más bajo en los alimentos ecológicos. Las personas consumidoras necesitamos que haya productores y al revés. El apoyo ha de ser mutuo. El cambio de modelo está en nuestra manos. Si actuamos de manera conjunta, podemos generar un gran impacto en la economía global. Y provocar el cambio.
Montse Escútia, presidenta de Vida Sana: "No podemos hablar de alimentos saludables si no son ecológicos"