¿Alguna vez te has preguntado si los objetos que usas a diario podrían estar afectando tu salud sin que te des cuenta? Pues bien, existe un grupo de sustancias químicas, conocidas como disruptores endocrinos, que se encuentran en muchos productos cotidianos y que pueden alterar el funcionamiento de nuestro sistema hormonal. Lo más preocupante es que cada vez hay más evidencias científicas que relacionan estas sustancias con el aumento del riesgo de padecer enfermedades metabólicas, como la obesidad y la diabetes.
¿Qué son los disruptores endocrinos?
Imagina que tu cuerpo es como una orquesta perfectamente afinada, donde cada hormona es un músico que toca su instrumento en armonía con los demás. Los disruptores endocrinos serían como intrusos que se cuelan en el concierto y empiezan a tocar notas discordantes, alterando toda la melodía. Estos compuestos químicos pueden encontrarse en productos tan comunes como botellas de plástico, recipientes de comida, latas de conserva, perfumes, cosméticos, sartenes antiadherentes e incluso en algunos pesticidas.
Algunos de estos disruptores han sido bautizados como "obesógenos" debido a su capacidad para aumentar la frecuencia de sobrepeso y obesidad. ¿Cómo lo hacen? Pues son unos verdaderos saboteadores del metabolismo:
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Alteran el balance energético de nuestro cuerpo.
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Modifican el metabolismo de las grasas.
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Favorecen la acumulación de grasa.
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Interfieren con el control hormonal del apetito y la sensación de saciedad.
Es como si estos compuestos fueran pequeños conspiradores que se alían con una mala alimentación y un estilo de vida sedentario para aumentar nuestro riesgo de desarrollar obesidad.
¿Cómo nos exponemos a ellos?
Los disruptores endocrinos son como ninjas sigilosos que se cuelan en nuestro organismo a través de tres vías principales:
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La dieta
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El contacto a través de la piel
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La respiración
Lo más preocupante es que hay etapas de la vida en las que somos más vulnerables a estos compuestos, especialmente durante el desarrollo fetal y la primera infancia. Por eso, es crucial reducir la exposición durante el embarazo. Contrariamente a la creencia popular, no hay que "comer por dos".
De hecho, casi la mitad de las mujeres embarazadas ganan más peso del recomendado durante la gestación. Un metanálisis que incluyó datos de más de un millón de mujeres embarazadas reveló que el 47% tenían una ganancia de peso gestacional por encima de lo recomendado. Este aumento excesivo de peso durante el embarazo provoca que crezca el riesgo de diabetes gestacional, hipertensión, necesidad de cesárea y obesidad en la descendencia.
Entre los disruptores endocrinos más relacionados con la obesidad, encontramos algunos nombres que parecen sacados de una película de ciencia ficción:
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Bisfenoles (como el famoso bisfenol A)
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Ftalatos
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Compuestos perfluorados
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Algunos pesticidas y biocidas
Cuando se descubre que un compuesto es perjudicial y se prohíbe su uso, la industria a menudo lo sustituye por otro similar. Es como si cambiaran a un villano por su hermano gemelo. Por ejemplo, el bisfenol A está siendo reemplazado por bisfenol S o F, que son igualmente peligrosos para la salud humana.
¿Qué podemos hacer?
La buena noticia es que hay muchas cosas que podemos hacer para reducir nuestra exposición a estos disruptores. Aquí van algunos consejos prácticos:
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Usa recipientes de vidrio o cerámica para calentar la comida, en lugar de plástico. Los recipientes de plástico pueden contener bisfenoles, como el bisfenol A (BPA), que se liberan al calentar los alimentos. Estudios han demostrado que el BPA puede alterar el metabolismo de los lípidos y favorecer la acumulación de grasa.
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Opta por sartenes y ollas de cerámica, hierro fundido o acero inoxidable sin revestimiento antiadherente. Los utensilios de cocina con revestimiento antiadherente pueden contener compuestos perfluorados, que se han asociado con un mayor riesgo de obesidad y alteraciones metabólicas.
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Evita cosméticos con parabenos, benzofenonas, triclosán y ftalatos.
Estos compuestos, presentes en muchos productos de cuidado personal, pueden actuar como disruptores endocrinos. Los ftalatos, por ejemplo, se han asociado con alteraciones en el metabolismo de la glucosa y los lípidos. -
Reduce el consumo de comida ultraprocesada y enlatada. Los alimentos enlatados pueden contener BPA en el revestimiento interno de las latas. Además, los alimentos procesados suelen tener un alto contenido de aditivos y conservantes que pueden actuar como disruptores endocrinos.
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Bebe agua filtrada. El agua del grifo puede contener contaminantes. Filtrar el agua y usar purificadores ayuda a reducir la exposición a estos compuestos.
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Mantén tu hogar limpio, aspirando con frecuencia y limpiando el polvo. El polvo doméstico puede acumular disruptores endocrinos presentes en productos de uso cotidiano. La limpieza frecuente ayuda a reducir la exposición a estos compuestos.
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Lava la ropa nueva antes de estrenarla. La ropa nueva puede contener residuos de productos químicos utilizados en su fabricación o tratamiento, algunos de los cuales pueden ser tóxicos.
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Usa productos de limpieza naturales. Muchos productos de limpieza convencionales contienen sustancias químicas que pueden actuar como disruptores endocrinos. Optar por alternativas naturales reduce la exposición a estas sustancias.
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Evita los insecticidas y plaguicidas en las plantas de casa.
Algunos pesticidas y biocidas, como el tributil estaño, han sido identificados como disruptores endocrinos con potencial obesógeno.
En conclusión, los disruptores endocrinos y la contaminación ambiental son factores importantes, aunque a menudo subestimados, en la epidemia de obesidad que enfrentamos. Aunque el desafío es grande, cada pequeña acción cuenta. Al ser más conscientes de lo que compramos y usamos, y al adoptar hábitos más saludables, podemos contribuir a crear un entorno más favorable para nuestra salud y la de las generaciones futuras. Recuerda: el poder está en tus manos, o mejor dicho, en tus elecciones diarias.
Los disruptores endocrinos, nuestros invisibles compañeros diarios, provocan obesidad