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¿Seríais capaces de probar la carne artificial, de laboratorio? ¿Os comeríais a Frankenstein?

Cuenta el periodista, comprometido y honesto, Daniel Jiménez, en su newslwtter de Noticias Positivas, que “un día nos dicen que el futuro pasa por comer insectos. Al otro, nos recomiendan que probemos las bondades de la carne artificial”. En la última visita del periodista (y también comprometido y honesto) Pedro Burruezo, al canal de Jiménez, habló largo y tendido sobre la “carne Frankenstein”.

Este es el nombre con el que se refiere a la carne cultivada en laboratorio. En concreto, Burruezo critica sin ambages un nuevo producto que se quiere empezar a comercializar en todo el mundo: un falso foiegras cultivado a partir de células de pato. “Suena a distópico, probablemente porque lo es”, comentan ambos:

https://www.youtube.com/watch?v=oirISgPyR_kandamp;t=555s

Pollo de carne artificial y manipulación genética

La carne cultivada se está promocionando como que su producción es “sostenible” (y porque legalmente no pueden calificarla de ecológica que si pudieran hacerlo…), dado que se ahorraría un gran impacto medioambiental como es el de alimentar a todos los animales que luego son nuestro alimento; o que es un alimento que no inflige sufrimiento a los animales; o que ayuda a acabar con el hambre en el mundo. 

O sencillamente se usa la palabra progreso para asociarla a este nuevo negocio innecesario. Lo cierto es que en junio de 2023, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (EE.UU.) EE.UU. aprobó la producción de carne de pollo artificial, con el objetivo de comercializar finalmente otras carnes cultivadas en laboratorio y ponerlas todas a la venta en supermercados y restaurantes.

Esto convierte a Estados Unidos en el segundo país, tras Singapur, en legalizar lo que sus partidarios denominan carne cultivada o sintética, un importante impulso para una industria que hace apenas una década era pura ciencia ficción. Hoy la inversión en todo lo que rodea a este tipo de “carne” es de 896 millones de dólares (812 millones de euros) sólo en 2022.

¿Cómo se produce la carne de laboratorio?

Para fabricar carne cultivada lo que se hace es eliminar al animal de la ecuación: Se cogen células musculares de animales con los que se produce carne con destino a la alimentación humana y utilizar esas células como fuente de energía para hacer crecer la carne fuera del animal. A diferencia de la carne vegetal, la de laboratorio se crea a partir de células animales reales.

Y existen diferentes células con las que se trabaja en esos laboratorios. Hay células madre que pueden convertirse en casi cualquier parte de un animal. Y otras que llaman células satélite que regeneran y reparan los músculos. Se extraen del animal elegido mediante una biopsia y algunas se reproducen en el laboratorio entre 30 y 50 veces antes de que haya que hacer otra biopsia. Es decir, son muy productivas.

Pero según National Geographic ya se están desarrollando las denominadas células “inmortalizadas”, que mediante manipulación genética o mutación “son capaces de proliferar indefinidamente sin necesidad de más tejido animal fresco”.

Una carne aún no legal

Aunque los intentos de “vender el oso antes de cazarlo”, que es lo que está ocurriendo con este tipo de nueva carne -porque se hace creer a la población que es “una realidad”- lo cierto es que no está regulada legalmente en casi ningún país del mundo, y menos en la Unión Europea (UE). Aún es demasiado pronto para saber si la carne cultivada en laboratorio se podrá etiquetar como "carne".

En la UE, la definición legal de carne es: “Músculo esquelético procedente de especies animales específicas". Y por eso, no se sabe si la definición vale para la carne de cultivo o qué ocurrirá ya que en este tipo de alimento no hay animal ni esqueleto. Su definición será clave para su legalización, y normalización social. Y es que la aceptación del consumidor será fundamental para ver el recorrido del invento y en qué medida sustituirá, si eso ocurre, y en qué tanto por ciento, a la carne natural

La aceptación del consumidor y el valor nutricional

Los estudios actuales, de momento, indican que la población sigue siendo bastante reacia a aceptar la carne cultivada. Por ahora, parece que los consumidores prefieren opciones de origen vegetal a la hora de alimentarse con otras fuentes de proteínas no animales.

Y otra duda es el verdadero valor nutricional de estos nuevos productos. ¿Será igual que el del original? Solo hay que ver un estudio independiente de la industria que fabrica esta tecnología cárnica para ver la complejidad de su fabricación, y la enorme mezcla de posibles ingredientes que se barajan, pues por ejemplo, el pollo de cultivo, NO es carne carne, sino todo lo que se le añade. ¿Podrán nuestros organismos superar la prueba de ingerir algo que puede no reconocer?

En Espacio Orgánico estamos con Daniel Jiménez cuando opina que hay que apostar de verdad por sistemas agroalimentarios ecológicos, de producción lo más local posible y diseñados para garantizar un precio justo para nuestros agricultores y ganaderos, para los productores, así como el acceso a alimentos saludables (para las personas y el medioambiente), y para todo el mundo.

Ver carne ecológica

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