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Una ensalada llena de color y de alimentos probióticos para la microbiota intestinal

En la búsqueda constante de una salud óptima, cada vez más personas dirigen su atención hacia el fascinante mundo de la microbiota intestinal. Este ecosistema microscópico, que habita en nuestro sistema digestivo, juega un papel muy destacado en nuestra salud general, influyendo no solo en la digestión, sino también en nuestro sistema inmunológico y hasta en nuestro estado de ánimo.

 

Ensalada de arcoíris probiótico

 

Esta receta es una mezcla de sabores y texturas que combina alimentos ricos en probióticos y prebióticos, y está pensada para nutrir y fortalecer vuestra microbiota intestinal.

Ingredientes:

  • 2 tazas de kale picado

  • 1 taza de espinacas

  • 1 zanahoria rallada

  • 1/2 taza de arándanos frescos

  • 1/4 de cebolla roja finamente picada

  • 1/2 taza de almendras fileteadas

  • 1/4 de taza de semillas de chía

  • 1/2 taza de yogur natural sin azúcar

  • 2 cucharadas de miso blanco

  • 1 diente de ajo picado

  • Jugo de 1 limón

  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra

  • Sal y pimienta al gusto

Preparación:

  1. En un bol grande mezcla el kale y las espinacas. Masajea suavemente las hojas con un poco de aceite de oliva y sal para ablandarlas.

  2. Agrega la zanahoria rallada, los arándanos y la cebolla roja picada.

  3. En un bol pequeño, mezcla el yogur, el miso, el ajo picado, el jugo de limón y el aceite de oliva restante para hacer el aderezo. Sazona con sal y pimienta al gusto.

  4. Vierte el aderezo sobre la ensalada y mezcla bien.

  5. Finalmente, espolvorea las almendras fileteadas y las semillas de chía por encima.

  6. Deja reposar en el refrigerador durante 30 minutos antes de servir para que los sabores se integren.

El poder de los ingredientes

Ahora bien, queridos lectores, no os dejéis engañar por la aparente simplicidad de esta receta. Cada ingrediente ha sido cuidadosamente seleccionado por sus propiedades beneficiosas para la microbiota intestinal:

Kale y espinacas

Estas verduras de hoja verde son ricas en fibra, el alimento predilecto de nuestras bacterias intestinales beneficiosas. La fibra actúa como un prebiótico, proporcionando el sustrato necesario para que estas bacterias prosperen y se multipliquen.

Arándanos

Los arándanos no solo son deliciosos, sino que también son una fuente rica de polifenoles y antioxidantes. Estudios recientes sugieren que estos compuestos pueden tener un efecto prebiótico, fomentando el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.

Cebolla

La humilde cebolla es una verdadera joya para nuestra microbiota. Rica en inulina y fructooligosacáridos, dos tipos de fibra prebiótica, la cebolla promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.

Almendras y semillas de chía

Los frutos secos y las semillas son excelentes fuentes de fibra prebiótica y grasas saludables. Las almendras, en particular, han demostrado tener propiedades prebióticas, mientras que las semillas de chía son ricas en ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a reducir la inflamación intestinal.

Yogur natural

El yogur natural sin azúcar es quizás uno de los alimentos probióticos más conocidos. Contiene bacterias vivas, principalmente del género Lactobacillus y Bifidobacterium, que pueden colonizar nuestro intestino y mejorar el equilibrio de nuestra microbiota.

Miso

Este condimento tradicional japonés es el resultado de la fermentación de la soja. El miso es rico en probióticos y enzimas que pueden ayudar a mejorar la digestión y fortalecer el sistema inmunológico.

Ajo

El ajo no solo añade sabor a nuestros platos, sino que también actúa como un potente prebiótico. Existen estudios que han demostrado que el ajo puede promover el crecimiento de la bacteria Lactobacillus acidophilus, una especie particularmente beneficiosa para nuestra salud intestinal.

Aceite de oliva virgen extra

El aceite de oliva virgen extra es rico en polifenoles y grasas monoinsaturadas. Estos compuestos tienen propiedades antiinflamatorias y pueden favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.

La sinergia de los alimentos

Lo fascinante de esta receta es cómo estos ingredientes trabajan en sinergia para crear un ambiente propicio para nuestra microbiota. Los probióticos del yogur y el miso aportan bacterias vivas directamente a nuestro sistema digestivo, mientras que los prebióticos de las verduras, frutas y frutos secos proporcionan el alimento necesario para que estas bacterias prosperen.

 

Pero no nos quedemos solo en la superficie. La ciencia detrás de la microbiota intestinal es un campo en constante evolución, y cada día descubrimos nuevas formas en las que estos diminutos habitantes de nuestro cuerpo influyen en nuestra salud. Por ejemplo, ¿sabíais que la microbiota intestinal puede influir en nuestro estado de ánimo? Sí, existe lo que los científicos llaman el "eje intestino-cerebro", una vía de comunicación bidireccional entre nuestro sistema digestivo y el nervioso central. 

 

Las bacterias de nuestro intestino producen neurotransmisores como la serotonina, conocida como la "hormona de la felicidad". De hecho, se estima que alrededor del 90% de la serotonina de nuestro cuerpo se produce en el intestino.

 

Pero la influencia de la microbiota va más allá. Hay trabajos que sugieren que una microbiota intestinal saludable puede ayudar a fortalecer nuestro sistema inmunológico, reducir la inflamación crónica, e incluso podría tener un papel en la prevención de enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 y ciertas enfermedades autoinmunes.

El papel de la fermentación

No podemos dejar de mencionar la importancia de los alimentos fermentados en el cuidado de nuestra microbiota. La fermentación es un proceso ancestral de conservación de alimentos que, sin saberlo, nuestros antepasados utilizaban para enriquecer su dieta con probióticos.

 

En nuestra receta, el yogur y el miso son ejemplos perfectos de alimentos fermentados. El mundo de los fermentados es vasto. El kéfir, por ejemplo, es una bebida láctea fermentada que contiene una variedad aún mayor de cepas probióticas que el yogur. El chucrut, una preparación de col fermentada, no solo es rico en probióticos, sino también en vitamina C.

 

Y no olvidemos el kimchi, ese condimento coreano picante y fermentado que está ganando popularidad en Occidente.

Más allá de la ensalada

Aunque nuestra Ensalada de arcoíris probiótico es un excelente punto de partida, el cuidado de la microbiota intestinal no se limita a una sola comida. Es un estilo de vida, una forma de alimentarnos que prioriza la diversidad y la calidad de los alimentos, y si es con productos ecológicos mejor.


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