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Timbal mediterráneo con hummus, verduras asadas y crumble salado de almendra

Una receta para celebrar el Día Mundial de la Dieta Mediterránea

El 13 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Dieta Mediterránea. Más que una dieta, este modelo alimentario es una filosofía de vida reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Une territorios, climas y culturas a través de una misma idea: alimentarnos de forma saludable, sabrosa y sostenible.

Pero, ¿qué significa realmente seguir una dieta mediterránea en pleno siglo XXI, cuando la comida ultraprocesada domina los estantes y la prisa ha desdibujado la mesa compartida? Hoy queremos recordarlo desde donde más sentido tiene: la cocina ecológica, donde los colores de las verduras, el aroma del aceite de oliva y la textura del pan artesanal nos devuelven a lo esencial.

Y para celebrarlo, proponemos una receta original que rinde homenaje a la tradición y a la creatividad: Timbal mediterráneo con hummus de garbanzo, verduras asadas de otoño y crumble salado de almendra y romero. Un plato completo, vegetal y lleno de contrastes que simboliza el equilibrio de la dieta mediterránea: local, de temporada y llena de vida.

La dieta mediterránea: una cultura que une salud y territorio

Hablar de dieta mediterránea es hablar de formas de vida. Se basa en alimentos frescos, de temporada, de proximidad y en una cocina heredada de abuelas, huertos y mercados. Es el reflejo de un paisaje hecho de olivos, viñedos, cereal y mar, pero también de un saber hacer que promueve la convivencia y el respeto a la tierra.

Los pilares de esta dieta son claros:

  • Frutas y verduras frescas como base diaria.
  • Legumbres y cereales integrales como fuente de energía y fibra.
  • Pescado azul, frutos secos y aceite de oliva virgen extra como pilares grasos.
  • Consumo moderado de carne, especialmente de animales criados de forma ecológica y local.
  • Agua, té o infusiones como bebida principal, y vino tinto solo en contexto moderado y social.

Sin embargo, más allá de la composición nutricional, el corazón de la dieta mediterránea se encuentra en sus valores: la convivencia, el respeto por la biodiversidad, el aprovechamiento de los recursos y el placer sensorial de los alimentos naturales.

Hoy, más que nunca, rescatar esos valores significa también alejarnos del modelo industrial de alimentación que erosiona el suelo, nos cambia el clima y desconecta al ser humano de su ecosistema.

Por eso, celebrar este día desde Espacio Orgánico tiene un significado especial. Aquí apostamos por ingredientes con nombre y rostro; por agricultores que cuidan el ritmo de la tierra; por una alimentación que haga bien a las personas, al planeta y a las generaciones futuras.

Timbal mediterráneo con hummus, verduras asadas y crumble salado de almendra

Un plato pensado para saborear la esencia mediterránea con productos ecológicos de temporada, textura equilibrada y una presentación vistosa. Ideal para preparar en familia o disfrutar con amigos durante este día simbólico.

Ingredientes (para 4 personas)

Para el hummus:

  • 250 g de garbanzos cocidos (o cocidos en casa).
  • 2 cucharadas de tahini o crema de sésamo.
  • Zumo de medio limón.
  • 1 diente de ajo pequeño.
  • 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
  • ½ cucharadita de comino molido.
  • Sal marina al gusto.
  • Agua o líquido de cocción de los garbanzos para ajustar textura.

Para las verduras asadas:

  • 1 calabacín mediano.
  • 1 berenjena.
  • 1 pimiento rojo.
  • ½ cebolla morada.
  • 8 tomates cherry.
  • Aceite de oliva virgen extra, sal y hierbas mediterráneas (romero, orégano, tomillo).

Para el crumble salado:

  • 50 g de harina integral.
  • 30 g de almendra picada o molida.
  • 30 g de pan rallado integral.
  • 40 g de aceite de oliva virgen extra.
  • 1 pizca de romero fresco picado.
  • Una pizca de sal y de pimienta.

Para terminar:

  • Brotes verdes o rúcula.
  • Un chorrito de aceite virgen extra en crudo.
  • Semillas de sésamo o lino.

Paso a paso: arte vegetal con identidad mediterránea

1. Preparar el hummus ecológico

Si usas garbanzos secos, remójalos durante 12 horas y cuécelos hasta que estén tiernos. En vaso de batidora mezcla los garbanzos, tahini, zumo de limón, ajo, comino, sal y aceite. Tritura mientras añades poco a poco agua hasta obtener una textura cremosa y ligera. Reserva en frío cubierto con un hilo de aceite.

Consejo: si quieres un resultado aún más mediterráneo, añade una pizca de pimentón dulce o una cucharadita de piel de limón rallada.

2. Asar las verduras

Precalienta el horno a 200 °C. Corta las verduras en dados medianos y mézclalas en una fuente con aceite, hierbas y sal. Asa durante unos 25-30 minutos, removiendo a mitad de tiempo, hasta que estén doradas y tiernas.

Estas verduras no solo aportan sabor y color; también representan la biodiversidad de la huerta mediterránea: la berenjena y el pimiento, herencia árabe; el calabacín, de origen ibérico; y el tomate, fruto del mestizaje culinario del Nuevo Mundo.

3. Preparar el crumble salado

En un bol mezcla la harina, almendra, pan rallado, romero, sal y pimienta. Añade el aceite y trabaja con las manos hasta formar una textura arenosa. Extiende sobre una bandeja cubierta con papel de horno y hornea unos 12 minutos a 180 °C, removiendo a mitad del tiempo. Deja enfriar: se volverá crujiente y aromático.

Emplatado: armonía y contraste

Monta cada ración con ayuda de un aro metálico o molde:

  1. Cubre la base con una capa de hummus (unos 2 cm).
  2. Añade una capa generosa de verduras asadas templadas.
  3. Termina con una capita del crumble salado.
  4. Retira el aro con cuidado y decora con brotes verdes, un hilo de aceite crudo y semillas.

El resultado es un plato lleno de textura y color: la suavidad del hummus, el dulzor de las verduras y el punto crujiente del crumble. Cada bocado recuerda la esencia compartida de la cocina mediterránea: equilibrio, frescura y sencillez.

Variaciones posibles

  • Sustituir el hummus de garbanzo por uno de lenteja roja o alubias blancas.
  • Cambiar las verduras según la estación: calabaza en invierno, espárragos en primavera, calabacín y tomate en verano.
  • Servir frío en verano o templado en otoño, siempre con aceite virgen extra en crudo.
  • Acompañar con pan de masa madre integral o con unas hojas de parra rellenas al estilo griego para un toque más clásico.

Más allá del plato: un acto de conciencia

Celebrar el Día Mundial de la Dieta Mediterránea no consiste solo en cocinar, sino en reflexionar sobre cómo comemos y qué decisiones tomamos al llenar nuestra despensa.

Optar por ingredientes ecológicos y de proximidad es una manera eficaz de proteger los suelos, reducir emisiones y promover economías locales. Los garbanzos, las almendras, el aceite de oliva, las verduras de estación… todos forman parte de una red de productores que cuidan la biodiversidad y nos ofrecen alimentos con identidad y trazabilidad real.

Además, el acto de cocinar, compartir la mesa y agradecer los alimentos fortalece vínculos humanos que son parte esencial de esta dieta. En tiempos de hiperconectividad y prisas, detenerse a pelar una berenjena o probar un aceite fresco es un pequeño gesto de resistencia y consciencia.

Este 13 de noviembre, te invitamos a preparar esta receta, disfrutarla sin prisa y brindar por la tierra que nos alimenta.


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