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Biodegradable o compostable: cómo saber si un envase es realmente ecológico

¿Sabías que muchos envases que parecen “eco” no lo son tanto? En un mercado lleno de etiquetas verdes, términos como biodegradable compostable se usan a menudo como sinónimos. Sin embargo, no significan lo mismo. Y conocer su diferencia no solo es importante: es clave para tomar decisiones verdaderamente ecológicas.

En Espacio Orgánico lo sabemos bien. Por eso, todos nuestros envases de platos preparados son 100% compostables, diseñados para cerrar el ciclo de los materiales sin dejar residuos. Pero antes de contarte por qué eso marca la diferencia, vale la pena entender qué se esconde detrás de cada palabra.

¿Qué significa realmente “biodegradable”?

Cuando un material se describe como biodegradable, significa que puede descomponerse gracias a la acción de microorganismos (bacterias, hongos, algas...) que transforman su estructura en compuestos naturales como dióxido de carbono, agua o biomasa.

A simple vista, suena perfecto. Pero este término encierra una ambigüedad importante: no indica ni cuánto tardará el proceso ni en qué condiciones se producirá.

Por ejemplo, un plástico “biodegradable” podría tardar varios años en degradarse y hacerlo solo si se mantiene una temperatura o humedad muy específicas. Durante ese tiempo, puede fragmentarse en microplásticos que terminan dispersándose en el suelo o el agua. En otras palabras: biodegradable no siempre significa inofensivo ni ecológico.

Además, no existe una normativa tan estricta que regule el uso de este término, lo que deja la puerta abierta a estrategias de greenwashing (marketing verde engañoso) que confunden al consumidor. Muchos productos publicitan lo “biodegradable” como un valor ecológico, cuando en realidad solo cumplen parcialmente con los criterios ambientales.

Por eso, si ves un producto “biodegradable”, plantéate estas preguntas:

  • ¿En cuánto tiempo se degrada?
  • ¿En qué condiciones (lugar, temperatura, tipo de residuos)?
  • ¿Deja residuos tóxicos o microplásticos tras su degradación?

Si la respuesta no está clara, probablemente no se trate de una opción tan ecológica como parece.

Compostable: una promesa que se cumple

El concepto compostable va un paso más allá. No solo implica que el material puede degradarse de manera natural, sino que lo hace de forma controlada, transformándose en compost: una materia orgánica rica en nutrientes que se reintegra al suelo sin dejar ningún tipo de residuo contaminante.

Un material compostable cumple siempre con tres condiciones:

  1. Se desintegra completamente durante el proceso de compostaje (normalmente en menos de 12 semanas).
  2. Su descomposición genera compost de calidad, apto para usarse como abono o mejorador de suelos.
  3. No deja trazas tóxicas ni microplásticos.

Esto no es una promesa vacía. Los productos compostables deben contar con certificaciones oficiales (como EN 13432 o ASTM D6400) que garantizan que el material cumple estos requisitos en condiciones de compostaje industrial.

Esa diferencia técnica hace que compostable sea mucho más preciso y confiable que biodegradable.

Compostable NO es lo mismo que biodegradable

Para entenderlo mejor, podemos comparar ambos conceptos en una tabla sencilla:

CaracterísticaBiodegradableCompostable
Proceso de degradaciónNatural, a través de microorganismosNatural y controlado (compostaje)
Tiempo de descomposiciónVariable (días, años o incluso décadas)Menos de 12 semanas (en compostaje industrial)
Residuo finalPuede dejar microplásticos o sustancias tóxicasSe convierte en compost útil para la tierra
Certificación obligatoriaNo necesariamenteSí, bajo normas oficiales (EN 13432, OK Compost, etc.)
Impacto ambientalIncierto, depende de condiciones de degradaciónPositivo: cierra el ciclo de los materiales naturales

Así, todos los materiales compostables son biodegradables, pero no todos los biodegradables son compostables. Esa distinción, aunque técnica, cambia radicalmente el impacto que genera cada envase una vez que lo desechamos.

Al hablar de materiales compostables surge una pregunta importante: ¿dónde y cómo se transforman en compost? Existen dos tipos de procesos de compostaje, y es fundamental conocer la diferencia:

1. Home compost (compostaje doméstico)

Es el compostaje que puede hacerse en casa, en una compostadora o en el jardín. Funciona principalmente con restos de alimentos y materia orgánica (cáscaras de frutas, verduras, posos de café, etc.).

Algunos materiales no orgánicos, si tienen la certificación home compost, pueden añadirse también, porque se descomponen a temperaturas y ritmos naturales, sin maquinaria ni control industrial.

Sin embargo, la mayoría de los envases compostables -incluidos los de nuestros platos preparados en Espacio Orgánico- están certificados para compostaje industrial. Esto no significa que no sean ecológicos, sino que requieren condiciones específicas (temperatura, humedad y oxigenación) que se consiguen en plantas especializadas.

2. Compostaje industrial

Este proceso se desarrolla en instalaciones donde se controlan los factores clave para acelerar la descomposición. Las temperaturas pueden superar los 60 °C y el ambiente está optimizado para que los microorganismos trabajen al máximo rendimiento.

En estas plantas, los residuos se transforman en compost en tan solo 8 a 12 semanas, mucho más rápido que en casa. Además, el producto final es homogéneo, libre de patógenos y perfecto para nutrir suelos agrícolas o urbanos.

Los residuos que deben ir a estos sistemas se depositan en el contenedor marrón, destinado a restos orgánicos y compostables.

En Espacio Orgánico tenemos envases 100% compostables

En Espacio Orgánico creemos que la ecología se demuestra con hechos, no con etiquetas vagas. Por eso, todos nuestros envases de platos preparados son 100% compostables y certificados, lo que garantiza que se descomponen por completo en plantas de compostaje industrial, sin dejar ningún tipo de residuo contaminante.

Nuestra elección no solo busca reducir la huella ecológica del envasado, sino formar parte de un modelo de economía circular: los envases vuelven al ciclo natural en forma de materia fértil, cerrando el ciclo de los recursos.

Cuando eliges un plato preparado de Espacio Orgánico:

  • Estás reduciendo la cantidad de residuos que terminan en vertederos.
  • Contribuyes a generar compost que mejora la calidad del suelo.
  • Apoyas una producción responsable que respeta los límites naturales del planeta.

Pequeñas decisiones cotidianas que, sumadas, crean un impacto ambiental positivo.

También hay casos de “bioplásticos” que solo se degradan en condiciones industriales muy concretas, pero que no se comunican como tales. El resultado: los consumidores los tiran al contenedor equivocado, y el material acaba en vertederos, donde no se descompone nunca completamente.

Por eso, en un mercado saturado de términos verdes, la transparencia es esencial. Elegir materiales compostables certificados es la única manera de garantizar que el ciclo se cierra correctamente.

Porque cuidar del planeta empieza por entender lo que consumimos... y elegir mejor.


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