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Consejos para una dieta depurativa tras las vacaciones de verano

Para la mayor parte de las personas las vacaciones de verano han terminado. Y quien más quien menos habrá cometidos ciertos excesos, sobre todo con la alimentación. Nos relajamos y solemos comer y beber más y peor. Pero la vuelta a la rutina del trabajo es una oportunidad para volver a hacer las cosas bien y podemos empezar por desintoxicar el organismo. Atrás quedaron los chiringuitos y las cenas abundantes. Lo que toca es hacer una dieta depurativa para limpiar nuestro organismo y que el metabolismo vuelva a funcionar como mandan los cánones.

Y no estamos hablando de hacer un régimen duro y estricto, no. Se trata de hacer cosas muy sencillas, como por ejemplo, hidratarse bien. Beber agua es el modo más fácil de desintoxicar pues al ingerirla se lleva consigo los tóxicos a través de la orina y el sudor. Como norma general, hemos de beber unos dos litros de agua al día.

Si durante el verano no has hecho todo el ejercicio que deberías, márcate como objetivo recuperar el deporte que también ayuda a depurar el organismo por lo comentado con anterioridad, el sudor expulsa las toxinas.

A la hora de alimentarnos son fundamentales las hortalizas. Frutas y verduras poseen mucha fibra y vitaminas y por ello ofrecen al organismo energía sin engordar, y además depurándonos e hidratándonos, como decíamos que hay que hacer. Son depurativas todas las frutas del ámbito de los cítricos, los frutos del bosque, el brócoli, la piña, el ajo, el jenjibre o la manzana. Recuerda que siempre es mejor que sean bio, en Espacio Orgánico te ofrecemos una amplia sección de Huerta todo de temporada y fresco, directamente de nuestros productores ecológicos.

Evita los hábitos alimenticios poco saludables

Durante las vacaciones hacemos un poco lo que queremos, nos levantamos tarde y no desayunamos, picoteamos más de la cuenta, tomamos un aperitivo largo que a veces sustituye a la comida, cenamos en exceso y muy tarde. Son vacaciones y nos damos esos caprichos. Pero ahora hay que ponerse serios sin machacarnos a nosotros mismos que no se trata de castigarnos tampoco. Por eso, deja el picoteo para las próximas vacaciones. 

Comienza el día con un buen desayuno con zumos naturales, fruta, cereales integrales, yogur y algo de proteína animal. Si a media mañana te entra hambre come alguna fruta de la lista que hemos hecho arriba, una manzana o una naranja, por ejemplo. A la hora de comer ingiere abundantes hortalizas, si son de las depurativas mejor. El pescado que sea blanco y las carnes sin mucha grasa, pollo o conejo, por ejemplo. Esto vale también para las cenas, pero recuerda que sean ligeras.

Por supuesto, si estamos haciendo un esfuerzo por depurarnos hemos de evitar a toda costa las comidas ultraprocesadas. Contienen muchos menos nutrientes y van cargadas de sal, azúcar y grasas malas. Y ten en cuenta lo que publicamos sobre los carbohidratos “malos”. Este grupo de alimentos es fundamental, pero cuida que las harinas no sean refinadas en exceso. Come carbohidratos cada día pero de calidad. Una buena idea es que pruebes harinas alternativas a la de trigo, como la de garbanzos, por ejemplo. Los cereales, ya lo habrás escuchado, son muy sanos pero es mejor tomarlos integrales.

Limita también el consumo de alcohol, el turno de las juergas veraniegas pasó y ahora estamos depurándonos. Ni alcohol ni bebidas azucaradas y “energizantes”, como ciertos refrescos. Y es muy importante también el descanso. Ve acoplándote a los horarios rutinarios del “invierno” pues seguramente te habías acostumbrado a acostarte tarde, dormir siestas largas. Ahora tendrás que levantarte pronto para trabajar y en consonancia no te acostarás tarde. Intenta dormir las siete u ocho horas recomendadas. 

Esta dieta, que más que una dieta rigurosa son sencillos consejos llenos de sensatez y fáciles de aplicar, puedes hacerla durante dos semanas, pero lo ideal realmente es que la apliques como norma general durante el resto del año, o bueno, hasta que lleguen las navidades que son por antonomasia las fiestas de los excesos.

 


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Los alimentos ricos en carbohidratos considerados “malos” pueden afectar a la fertilidad humana