Ir al contenido

Platos preparados: ¿solución o síntoma de un cambio en nuestra forma de vivir?

Las cifras no dejan lugar a dudas: el negocio de los platos preparados continúa creciendo a un ritmo constante. Según un reciente estudio, el mercado cerrará 2025 con unas ventas superiores a los 4.300 millones de euros, lo que supone un crecimiento cercano al 4% respecto al año anterior. 

Detrás de esta expansión se encuentran factores sociales y demográficos, la transformación de los estilos de vida y, sobre todo, la capacidad del sector para innovar y diversificar su oferta.

Sin embargo, esta tendencia merece ser leída más allá de los números. Porque aunque los platos preparados puedan ser una respuesta práctica a la falta de tiempo, también plantean preguntas de fondo: ¿qué está pasando con nuestra relación con la comida? ¿Estamos dejando de cocinar… y, con ello, de convivir?

Un mercado en plena ebullición

El informe destaca que el valor del mercado experimentó un notable dinamismo durante el último trienio. En 2024, se alcanzaron 4.170 millones de euros, un 5,6% más que en 2023, aunque esta subida fue menos intensa que las espectaculares tasas del 12,2% y 9,1% registradas en 2022 y 2023, respectivamente.

Detrás de estos datos hay un cambio claro: los hogares consumen más platos listos para comer, refrigerados o congelados, ya no como una solución de emergencia, sino como parte habitual del menú semanal.

Por segmentos, los platos preparados refrigerados mantienen el liderazgo, con unas ventas que alcanzaron los 1.990 millones de euros en 2024, el 48% del total del mercado. Le siguen los platos congelados, con 1.575 millones (38%), impulsados por la hostelería y la restauración colectiva. 

Por último, los productos a temperatura ambiente -esterilizados o deshidratados- suponen el 14% restante, con 605 millones de euros de facturación.

En conjunto, estamos ante un sector concentrado y competitivo, con 720 empresas registradas y una fuerte presencia de los grandes grupos alimentarios. Los cinco principales fabricantes acaparan el 37% del valor total del mercado, y el 51% si se amplía la muestra a los diez primeros.

De solución práctica a hábito cotidiano

El informe atribuye el buen comportamiento del sector a la transformación de los estilos de vida. En otras palabras: tenemos menos tiempo, más prisas y horarios más desordenados. Cocinamos menos, comemos muchas veces solos, a deshora, o fuera de casa.

El confinamiento por la última pandemia de Covid-19 pareció devolver a muchos la costumbre de cocinar, pero la tendencia no ha cambiado: la vida cotidiana, marcada por la falta de conciliación y el estrés urbano, empuja al consumidor hacia las opciones rápidas.

En palabras del informe, el crecimiento futuro “se apoyará en la innovación y la mejora de la oferta de productos”. Lo cierto es que los fabricantes han sabido adaptarse: los nuevos platos preparados incorporan ingredientes de mejor calidad, envases más ecológicos y recetas que replican preparaciones tradicionales. 

Ya no son las lasañas industriales de antaño. Hoy encontramos platos “gourmet”, veganos, ecológicos o con ingredientes locales, que buscan acercarse al gusto y la sensibilidad del consumidor moderno. De hecho, en Espacio Orgánico la sección de platos preparados triunfa. Son 100% BIO, como todo lo que ofrecemos, y como os contamos en el último post los entregamos en envases compostables.

¿Qué comemos cuando llevamos platos preparados?

Pero más allá del marketing, conviene mirar el fondo de los datos. El auge de los platos preparados no solo refleja una tendencia económica: muestra cómo ha cambiado nuestra relación con los alimentos.

Hace apenas una generación, la cocina era el corazón de la casa. Un espacio donde se compartía tiempo, saber y afecto. Hoy, ese tiempo se ha convertido en un lujo. Cocinar ha pasado de ser una necesidad cotidiana a una actividad minoritaria, casi recreativa.

Detrás de cada plato preparado hay comodidad, sí, pero también una renuncia parcial a los valores que acompañan a la comida real: el cuidado, el tiempo, la transmisión cultural. Cocinar no solo transforma ingredientes, también construye vínculos y genera salud.

Curiosamente, esta tendencia también se da en el ámbito ecológico. Los platos preparados ecológicos son un segmento en crecimiento, beneficiado por el cambio de hábitos y la demanda de opciones saludables sin renunciar a la practicidad. 

En Espacio Orgánico lo comprobamos cada día: nuestros platos, cocinados por nuestro propio equipo, atraen a quienes quieren comer bien, incluso cuando no tienen tiempo para cocinar. Mucha gente que come fuera de casa por trabajo, se los llevan.

El reto -y la diferencia- está en cómo se elabora ese tipo de producto. Un plato ecológico preparado parte de la misma filosofía que un alimento fresco: seleccionar ingredientes reales, sin aditivos innecesarios, mantener los valores nutricionales y respetar el entorno. La finalidad no es sustituir la cocina, sino acercarla.

Mientras la industria convencional busca optimizar la producción, en los proyectos ecológicos de restauración preparada buscamos preservar lo esencial: el sabor de lo casero, la procedencia transparente y las bondades de la alimentación BIO.

La cocina: un acto cultural y afectivo

Más allá de lo nutricional, cocinar tiene un valor simbólico. En casa, alrededor de los fogones, se transmiten afectos e identidades. Cocinar es cuidar. No solo el cuerpo, sino también el sentido de pertenencia y el vínculo con la naturaleza.

Cuando dejamos de cocinar, perdemos esa conexión física con el alimento. El acto de cortar, remover, saltear o amasar nos vincula directamente con los ciclos naturales y con nuestro propio bienestar. Cocinar es, de alguna manera, un ejercicio de autoconsciencia: nos recuerda que comemos para nutrirnos, no solo para llenar el estómago.

La clave está, quizá, en recuperar el equilibrio. Los platos preparados pueden ser un buen aliado si nos ayudan a mantener una alimentación sana y coherente con nuestros valores. 

En Espacio Orgánico entendemos la cocina como una forma de bienestar. Por eso elaboramos cada plato preparado con la misma filosofía con la que cocinamos en casa: con ingredientes ecológicos de proximidad, sin conservantes artificiales, y evitando cualquier tipo de procesado que altere la calidad del alimento.

Hay una gran diferencia entre alimentarte con un plato preparado ecológico y simplemente “llenarte” con un ultraprocesado. En el primer caso, sigues alimentando cuerpo y conciencia; en el segundo, simplemente respondes al hambre inmediata.

Las previsiones indican que el mercado de comida preparada seguirá creciendo a medio y largo plazo. Pero quizás no se trata solo de aceptar esa tendencia, sino de redefinirla. Apostar por los platos preparados no tiene por qué significar renunciar al valor del alimento auténtico.

El sector ecológico tiene una oportunidad: liderar una nueva generación de platos preparados que no sustituyan la cocina, sino que la dignifiquen. Cocinar no desaparecerá mientras sigamos valorando lo que hay detrás de cada alimento: el trabajo del agricultor, la calidad de los ingredientes y la intención de quien los prepara.


Compartir esta publicación
TODOS NUESTROS POST
Iniciar sesión para dejar un comentario
La calidad de los carbohidratos de la dieta tiene un papel clave en la prevención de la demencia