Hay un momento mágico en el año que dura apenas unas horas, entre la resaca alegre de Nochevieja y la calma del primer amanecer de enero. Es ese instante en el que, todavía somnolientos, empezamos a repensar nuestras rutinas, hacer propósitos y mirar con ilusión hacia los meses que vienen.
Después de los brindis, los turrones y los excesos propios de la fiesta, el cuerpo también pide un respiro. Como si dijera: “Gracias por tanto, pero ahora, cuídame un poco”.
Empezar el año con un plato que sea pura celebración del bienestar -sabroso, bonito, ligero y lleno de vida- puede ser la mejor forma de inaugurar enero. Hoy te proponemos una receta para ese día 1: un bol depurativo con verduras asadas, legumbres, frutas frescas y aderezo cítrico, que conjuga placer y salud en equilibrio perfecto.
Tras las fiestas, ¿qué necesita el cuerpo?
Durante las fiestas solemos pedirle al organismo un pequeño milagro. Le damos comidas copiosas, menos horas de sueño y alguna copa de más. Y aunque suele perdonarnos todo, a partir del día siguiente empieza a enviar señales: la digestión se hace pesada, aparece cierta hinchazón, la piel luce más apagada y el nivel de energía cae.
Lo que el cuerpo necesita en ese momento no es castigo ni extremos, sino reconexión y cuidado. Hidratarse, nutrirse y progresivamente volver al equilibrio. Para eso, los alimentos que más ayudan son los ricos en fibra, agua, antioxidantes y proteínas vegetales de buena calidad.
Nada de dietas restrictivas ni zumos milagrosos: lo importante es volver al origen, a ingredientes reales, coloridos y frescos.
Nuestro Bol de Año Nuevo es una comida completa y ligera que combina texturas, colores y sabores en armonía. Lleva verduras asadas, legumbres cocidas, frutas frescas y un aderezo cítrico que alegra hasta el día más gris de enero. Su secreto es la variedad: cada ingrediente aporta algo distinto, y juntos crean una sinfonía que despierta el apetito sin saturar.
Más allá de su valor nutricional, este tipo de platos tienen algo simbólico: comer limpio y bonito transmite una sensación de cuidado que va más allá del estómago. Es una forma de decirnos: “me importo, quiero sentirme bien”.
Ingredientes para dos raciones abundantes
Verduras asadas:
- 1 calabaza pequeña o 300 g de calabaza pelada.
- 1 remolacha.
- 2 zanahorias.
- 1 chorrito de aceite de oliva virgen extra.
- Sal marina y cúrcuma al gusto.
Base del bol:
- 150 g de lentejas cocidas (pueden ser pardinas o verdes).
- 100 g de hojas verdes (rúcula, espinaca baby o mezcla de brotes).
- Medio aguacate maduro.
- 1 manzana tipo Fuji o Pink Lady.
- 2 cucharadas de granada (para un toque festivo).
- Un puñado de nueces o almendras ligeramente tostadas.
Para el aderezo cítrico:
- Zumo de ½ naranja.
- Zumo de ½ limón.
- 1 cucharadita de miel o sirope de agave.
- 1 cucharadita de mostaza Dijon.
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- Pimienta negra recién molida.
Paso a paso
- Preparar las verduras asadas.
Precalienta el horno a 190 °C. Corta la calabaza, la remolacha y las zanahorias en cubos o bastones. Colócalas en una bandeja con papel vegetal, añade un chorrito de aceite, una pizca de sal y una pizca de cúrcuma. Asa durante unos 25-30 minutos, removiendo a mitad de tiempo. - Montar la base.
Mientras las verduras se asan, enjuaga las lentejas cocidas y escúrrelas bien. Lava las hojas verdes y colócalas en la base del bol. - Añadir los ingredientes frescos.
Corta el aguacate y la manzana en láminas finas. Dispón las frutas junto a las lentejas, las verduras asadas y la granada. Añade las nueces por encima. - Preparar el aderezo.
Mezcla todos los ingredientes en un tarro pequeño. Agita bien hasta que se emulsione. Vierte sobre el bol justo antes de servir. - Disfrutar sin prisas.
Sírvelo tibio o a temperatura ambiente. Lo ideal es comerlo sin distracciones, prestando atención a los colores, los aromas y el sabor de cada bocado.
Por qué funciona
Este plato reúne tres cualidades que lo convierten en una elección ideal post-fiestas:
- Depurativo: Las verduras de raíz (calabaza, remolacha, zanahoria) ayudan al hígado en su función natural de eliminación. Además, su dulzor suave satisface sin necesidad de azúcar.
- Reparador: Las lentejas aportan proteínas vegetales y hierro, las hojas verdes remineralizan y el aguacate aporta grasas saludables.
- Antioxidante: La granada y la manzana, gracias a su contenido en polifenoles y vitamina C, contribuyen a regenerar la piel y reforzar las defensas.
Y, sobre todo, es bonito, con una paleta cromática que invita al optimismo: naranja, fucsia, verde, dorado. La comida entra primero por los ojos, y este plato es un recordatorio de que cuidarse no está reñido con disfrutar.
Puedes acompañar este bol con una infusión digestiva de jengibre y limón o agua templada con unas gotas de zumo de lima. Si prefieres algo más consistente, añade una crema de verduras ligera o una porción pequeña de arroz integral.
El secreto está en escuchar al cuerpo, notar cuándo se siente saciado y disfrutar sin culpa. Comer saludable no significa comer aburrido: se trata de darle al organismo lo que necesita para funcionar, rendir y sentirse bien.
Ritual del 1 de enero
Más allá de la cocina, este plato puede formar parte de un pequeño ritual de bienestar. Antes de comer, abre la ventana, respira profundo y agradece el nuevo año. Ese momento consciente -aunque dure un minuto- cambia la forma en que afrontamos los días que vienen.
Puedes incluso convertir este plato en tradición: prepararlo cada primer día del año, como símbolo de comienzo. No por obligación, sino como un gesto de cariño hacia ti mismo.
Variaciones posibles
- Sustituye las lentejas por garbanzos o quinoa.
- Añade pepino y menta en verano para una versión más refrescante.
- Incorpora una cucharada de semillas de chía o lino para mejorar el aporte de omega-3.
- Si te gustan los contrastes, añade un toque picante al aderezo con jengibre rallado o una pizca de cayena.
Cada versión puede reflejar una intención distinta: más energía, equilibrio, ligereza o calidez.
Más allá de la receta: un propósito
Cuidarse no empieza en un gimnasio ni con una lista de prohibiciones. Empieza en un gesto tan simple como poner conciencia en lo que comemos. Si el primer plato del año es saludable, colorido y lleno de vida, es probable que el resto de los días sigan ese mismo ritmo.
Cada ingrediente cuenta una historia: la calabaza nos recuerda la dulzura natural de la tierra, las legumbres hablan de calma y paciencia, la granada de celebración. Y así, sin darnos cuenta, la mesa se convierte en un pequeño homenaje al equilibrio.
Que este Año Nuevo empiece con un plato lleno de color, sabor y propósito. Porque comer bien no es solo nutrir el cuerpo: también es una forma de cuidar nuestra energía, nuestro ánimo y nuestras ganas de vivir. Que tengáis un feliz 2026 de parte del equipo de Espacio Orgánico.

Bol de Año Nuevo: un plato delicioso para cuidar cuerpo y alma desde el primer día